La dimensión de la tarea de los biólogos sistemáticos se ha ilustrado con el esfuerzo requerido para leer millones de libros en medio de la biblioteca incendiándose. Consideremos la estimación de que existen unos diez millones de especies en la Tierra y que se extinguen unas 27,000 por año (Wilson, 1992). Esta situación equivale a que en los últimos trescientos años sólo se hubieran alcanzado a "leer" un poco más de 15 % de los libros y suponemos que cada cuatro años se quema 1 % del total. La expansión de poblaciones humanas, el incremento de la pobreza, los conflictos militares y políticos y la sobre-explotación de los recursos naturales contribuyen al deterioro de la calidad ambiental, con el consecuente exterminio irreversible de la diversidad de especies. La tarea del biólogo sistemático para documentar la vida en la Tierra es entonces inmensa y urgente.
El estudio científico para la clasificación de la diversidad biológica se ha organizado en tres áreas fundamentales:
- 1.- Exploración para descubrir y documentar la diversidad de organismos.
- 2.- Entender su historia para clasificar la diversidad de organismos
- 3.- Difundir y usar ese conocimiento.
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